martes, 22 de julio de 2014

Hoy: Carlos Alberto García Moreno -Perdón, ¿quién? -¡¡¡CHARLY!!!

Charly García




Que canta bien… Que no, que desafina. Que tal vez esté ligera o absolutamente loco. O que quizás sea, verdaderamente, un genio. O un extraterrestre.  Lo cierto es que Charly García -ese “ser analógico en un mundo digital” y oído absoluto al borde de la desesperación- es, sin dudas, uno de los músicos más reconocidos del rock argentino y, por qué no, del internacional.

Tan vapuleado como idolatrado, Charly García -nuestro propio Mozart- nos regalaba en 1994 su ópera rock transicional La hija de la lágrima.  De allí, les acerco la genial y deliciosa Chipi Chipi, compuesta en tan solo 57 segundos.





Chipi Chipi, entonces, bajo la lluvia de aquel recordado Concierto Subacuático



Carlos Alberto García Moreno nació en Buenos Aires el 23 de octubre de 1951. Su infancia, marcada por las crisis nerviosas y la angustia producto de una educación rigurosa y la frecuente ausencia de sus padres, le dejó como recuerdo el vitíligo que decolora su bigote.

Con apenas tres años, el pequeño Charly era capaz de interpretar al piano complicadas piezas de la música clásica. A los  doce -ya recibido de profesor de teoría y solfeo y pianista consumado-  le ofrecieron una beca para estudiar dirección orquestal en Italia. No aceptó; un nuevo distanciamiento familiar no encajaba en sus planes de ninguna manera. 

En un momento, un ya adolescente Charly García se encontró con pelo largo y con guitarra eléctrica y, de alguna forma, comenzó a desatarse la locura; locura que hasta lo exoneró del servicio militar obligatorio en una anécdota delirante: con 18 años, sacó a pasear un muerto (real) en una silla de ruedas hasta el casino de oficiales y pidió una Coca para cada uno.  ¿El diagnóstico? Bipolar, psicótico y paranoico esquizoide. 


Sin embargo, todos sabemos que Charly García nunca quiso volverse tan loco…




Sui Generis, Porsuigieco, La máquina de hacer pájaros y la espectacular Serú Girán, entre otras, nos han dejado creaciones insuperables. Y quién sabe qué cosas se traerá Charly en mente en este mismo instante…


Mientras tanto, los dejo con otra de sus genialidades; aquí, junto al virtuoso guitarrista Pedro Aznar. Genialidades de las que, desde GARDEL CON GUITARRA ELÉCTRICA, me declaro incondicionalmente enamorada. 




jueves, 10 de julio de 2014

Tracy Chapman: la chica de la guitarrita

A fines de los ochenta -más precisamente el 11 de junio de 1988- el mundo de la música celebraba los 70 años de Nelson Mandela y condenaba el Apartheid con un  espectacular recital en el estadio de Wembley, en Londres. Unas 72.000 personas y algo así como un millón de televidentes realmente estábamos pasando un gran momento, disfrutando de superestrellas del calibre de Harry Belafonte, Sting, Eurythmics, Simple Minds, Dire Straits y Whitney Houston, entre otros.

Tracy Chapman
Aquel día, una muchachita y su guitarra habían sido invitadas para participar del acontecimiento, no como una estrella, sino más bien como recurso de “relleno” ante alguno de esos imprevistos que suelen darse en estos megaeventos. 

Entonces, algo increíble sucedió. Era el turno del consagrado Stevie Wonder. A último momento, una pieza faltante en el equipo del músico retrasó su salida a escena. Para cubrir el bache, debía hacer su entrada, muy urgentemente, aquella jovencita de aspecto tímido y sencillo que había llegado únicamente con su guitarra acústica.

En aquel momento, también yo estaba detrás de la pantalla de un televisor en Buenos Aires a la espera de mis cantantes favoritos. Recuerdo perfectamente el impacto que causó la simpleza de su presencia, la profundidad de sus letras y la melancolía de su preciosa voz en mí y en, creo, todos los espectadores y televidentes.


De aquel modo, casi sin querer, saltó a la fama la honda simplicidad de las historias cantadas por la voz inconfundible de Tracy Chapman





De origen humilde, la afroamericana Tracy Chapman -protagonista de esta nueva entrada de GARDEL CON GUITARRA ELÉCTRICA- nació el 30 de mayo de 1964 y se crió en un barrio de clase obrera de la ciudad de Cleveland, Ohio. Su talento como poeta e intérprete de sus propios temas le abrió las puertas de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, donde se graduó en antropología y estudios africanos.

En aquellos tiempos, mientras estudiaba, la joven Tracy desgranaba sus canciones por los cafés de Boston. Un compañero de universidad hijo de un conocido productor musical, deslumbrado por su voz y su talento, la contactó con Elektra Records, con quienes firmó contrato en 1987.

Inmediatamente, en 1988, sucedió la anécdota que les acabo de contar, que transformó a la chica de la guitarrita -la de las melodías simples y las letras intensas- en un ícono indiscutido del folk rock. Su hit Fast Car, con más de 10 millones de copias vendidas, convirtió a su álbum Tracy Chapman en multiplatino ese mismo año. Al siguiente, Tracy cosechó tres premios Grammy.


Y aquí la dejo con ustedes hasta la próxima entrada de GARDEL CON GUITARRA ELÉCTRICA.  Con algunos años más, es la misma chica de siempre, la que no puede dejar de sonreír al escuchar -como en un sueño- nada más y nada menos que a Luciano Pavarotti interpretando junto a ella una de sus más bellas baladas.







domingo, 29 de junio de 2014

Con ustedes... ¡Les Luthiers!


En esta oportunidad, les acerco un grupo argentino que le hace verdaderamente honor al nombre de este blog… ¡los magníficos, únicos, inefables Les Luthiers! Ellos no son solo Gardel con guitarra eléctrica… También son Mozart con bolarmonio, Freud con yerbomatófono d'amore o Tarzán con manguelódica pneumática. En fin… ¡lo que se te ocurra!

Para que comprendas el concepto Les Luthiers, una desopilante muestra de su talento en esta profundísima “cumbia epistemólógica”





¿Quiénes son Les Luthiers

A esta altura… ¿quién no lo sabe, verdad? Ellos son Jorge Maronna, Daniel Rabinovich, Carlos López Puccio, Marcos Mundstock y Carlos Núñez Cortés. Juntos, han centrado sus vidas alrededor de la música y del humor. Estos, en su momento, compañeros de facultad comenzaron como grupo coral  universitario en los años sesenta; al principio, seriamente, pero luego desde el humor y la música lograda a través de extravagantes instrumentos fabricados por ellos mismos. 

Inigualables en su modalidad, son capaces de realizar una payada bien gaucha con acertijo incluido:




Como te contaba, todas sus actuaciones humorístico-musicales son también tomadas muy seriamente, claro. Si lo vemos desde el punto de vista sistémico administrativo -como a mí gusta- Les Luthiers funciona como un exquisito mecanismo de relojería: el grupo cuenta con plan B, plan C y por qué no plan D para todas sus funciones, varios reemplazantes para salvar situaciones imprevistas y un perfecto despliegue sobre el escenario, en el que ningún detalle es abandonado al azar.

Ilustrísimos Señores, también ciudadanos españoles desde 2012, los Les Luthiers -que han dado vida y biografía al célebre aunque desconocidísimo Johann Sebastian Mastropiero- han doblado las voces de las palomas en la película Bolt de Disney. Estos señores, cuando se enamoran, hasta son capaces de dedicarte una encantadora aunque intimidatoria serenata, con la que me despido hasta el próximo post de GARDEL CON GUITARRA ELÉCTRICA.



sábado, 21 de junio de 2014

2Cellos, clásico y moderno en un mix imperdible

Hace poco, en una clase de emprendedorismo, me divertía con mis alumnos de secundaria conversando -aunque parezca increíble- sobre el alfiler de gancho. Este utilísimo dispositivo inventado en 1849 por un genio muy humilde y bastante descuidado en la historia de las invenciones llamado Walter Hunt, fue adoptado mucho más tarde como parte de la simbología del Punk Rock de los años setenta, de la mano de Johnny Rotten y sus Sex Pistols

Por cierto, una de las charlas con los alumnos rondó en torno a qué hubiese sucedido si ciertos estilos musicales hubiesen sido descubiertos en otros tiempos, cuando los oídos habituados a la música se embelesaban con las maravillosas creaciones -también revolucionarias, claro- de Bach, Mozart, Beethoven y tantos otros impresionantes músicos contemporáneos del siglo XVIII. 

Imaginemos, entonces, qué hubiese sucedido si en pleno concierto a teatro lleno -mediados de 1700, por ejemplo- dos virtuosos cellistas, en un rapto de inspiración, de pronto enloqueciesen y, sacándole chispas a sus instrumentos, salieran de la nada con un "Thunderstruck", de los no menos virtuosos AC/DC… 

Pues bien; ¿qué hubiera sucedido? ¡Esto!





Luka Šulić
¡Increíble! ¿Verdad? Quienes acaban de deleitarnos con esta fabulosa interpretación son los eximios violonchelistas croatas Stjepan Hauser y Luka Šulić, compañeros de estudios en la  Academia de Música en Zagreb y hoy, integrantes del consagrado dúo 2Cellos

Stjepan Hauser





Los músicos,  reconocidos internacionalmente por su destacada interpretación del hit de Michael Jackson, "Smooth Criminal", vídeo que los lanzó a la fama mundial con sus más de cinco millones de reproducciones en You Tube.


¿Cómo empezó todo? 


Acuciados por problemas económicos, Stjepan y Luka aceptaron el consejo de un amigo e incursionaron con sus clásicos instrumentos en el difícil y atestado mercado de la música pop. 

Más adelante, los talentosos y carismáticos 2Cellos firmaron contrato en 2011 con la compañía Sony Masterworks y hasta han participado en una gira con uno de los artistas más consagrados de la historia, Sir Elton John.

También en 2011 presentaron su álbum Menart Records, que incluye temas de Kings of Leon, Sting, Guns N' Roses, Coldplay,  Nine Inch Nails, Muse, U2 y Nirvana.


Con ustedes, 2Cellos y su bellísima interpretación en vivo en el Arena Pula de "With or without you", de U2





jueves, 19 de junio de 2014

A modo de bienvenida


Como todos sabrán, para los argentinos -especialmente, para los porteños- no hay nada ni nadie más grande que Carlos Gardel. El inigualable Zorzal Criollo, nacido como Charles Romuald Gardes, era hijo natural de Berthe Gardes. La joven era una humilde planchadora de 25 años nacida, al igual que su hijo, en Toulouse, Francia.

Cuando el pequeño cumplió dos años su madre se embarcó hacia Buenos Aires con la idea de escapar del oprobio que significaba -en la Francia de aquellas épocas- el haber tenido un amante. Por si esto fuera poco, la terca muchacha se había empeñado en conservar la prueba del delito: su hijo Charles. 

Carlos Gardel y su guitarra
Berthe sabía muy bien que en Buenos Aires la esperaba una vida diferente; llegó a la ciudad con algunas mínimas variaciones en su biografía: 

“Número de orden 121: Berthe Gardes, francesa, viuda, 27 años, planchadora, católica, pasaporte N° 94. Número de orden 122: Charles Gardes, francés, de dos años”.

En poco tiempo, la resuelta Berthe se transformó en Berta; y ahí nomás, en un instante, Charles se convirtió en Carlitos.  Y Carlitos Gardes, como es de suponerse, en aquel cantor robusto y de sonrisa inconfundible, única: el maravilloso Carlos Gardel.

La voz prodigiosa de Gardel, su carisma inigualable, su pinta de varón porteño encarna  no solo el espíritu del tango sino casi todo lo máximo a lo que una persona puede aspirar. En cuanto a su talento, no hubo, no hay y no habrá otro. 


Escuchemos… ¡Y prestemos atención a la letra de este tangazo!




Yira... yira

 Letra y música de Enrique Santos Discépolo


Cuando la suerte, que es grela,
fayando y fayando te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar,
la indiferencia del mundo,
que es sordo y es mudo,
recién sentirás.

Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa,
yira... yira...
Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.

Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres que vos apretás
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao;
cuando te dejen tirao,
después de cinchar,
lo mismo que a mí;
cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa que vas a dejar
te acordarás de este otario
que un día, cansado,
se puso a ladrar.   


Redondeando… Algunos pocos puntos:


  • Para los argentinos, no hay nada más grande que Carlitos Gardel. 

  • La música es, sin dudas,  una de las más grandes maravillas de la creación humana. 

  • En lo que a mí respecta, escribir es uno de los más grandes placeres que puedo regalarme.


Y después de haber creado un blog para escribir nada más y nada menos que sobre la música, puedo asegurarles que, como decimos nosotros, me siento casi como…


 ¡Como Gardel con guitarra eléctrica!